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2019-03-04 09:01:57

La primera persona con una prótesis electrónica en San Juan

Hace poco más de un año, escribió su historia en Facebook: de niña tuvo cáncer y le amputaron una pierna. Necesitaba una prótesis nueva que su obra social no autorizaba. De inmediato se organizó una colecta y en un mes consiguió el dinero. Acaba de ser mamá otra vez y su vida cambió un 100%.

María Emilia

María Emilia Correa tiene 27 años, dos hijos: Maite y Camilo, que nació el lunes pasado. Su vida es una historia de sufrimiento, pero también de resiliencia, voluntad y tenacidad para afrontar la adversidad sin darse por vencida.

 

A los 11 tuvo cáncer de fémur y sin tratamiento que pudiera frenar la metástasis, los médicos decidieron amputarle una pierna. Con el apoyo de su papá y su hermana mayor, porque su mamá falleció cuatro horas después de su parto, María Emilia luchó desde siempre. Primero para conseguir los clavos que necesitaba en las primeras operaciones de fémur y luego, para obtener una prótesis electrónica que mejorara su calidad de vida. Hoy, por fin, lo logró.

 

“Después de 15 años pude caminar de nuevo”, dice feliz, Emilia, quien el lunes pasado se  convirtió en mamá de Camilo, su segundo hijo luego de Maite, que hoy tiene 6 años y esperaba ansiosa a su hermano.

 

 “La verdad es que tuve mucha suerte, a veces me pregunto por qué entre tanta gente que necesita ayuda, me ayudaron a mí. Fue mucha gente que aportó dinero y hasta conseguí un trabajo estable en el Centro Cívico. Ya cerré la cuenta en el banco porque no quiero que me sigan depositando dinero”, cuenta la joven, quien en sólo un mes logró reunir $ 1.625.000 para la prótesis, que llegó el pasado martes 11 de diciembre a Argentina desde Alemania

 

En septiembre del año pasado y cansada de no tener respuesta de su obra social, María Emilia contó su caso en Facebook y de imnediato, la solidaridad de la gente se hizo presente. “Me parece que la gente vio mi trabajo para poder comprar la nueva prótesis. Estudié chef y entonces, vendía budines para poder mantenerme y mantener a mi hija, y a la vez, poder adquirir la prótesis que necesitaba”.

 

Con el dinero en mano, Buenos Aires fue el destino para obtener su nueva prótesis electrónica y luego Córdoba, donde una vez por mes viaja a hacer rehabilitación.

 

“La gente de la ortopedia se portó muy bien conmigo. Me dieron todo el tratamiento necesario por un año, gratis. El muñón que quedó en mi pierna es muy corto, porque tuvieron que amputarla desde muy arriba y entonces, están sorprendidos de que pueda hacer todo lo que hago. Es un milagro, me dicen. Hacés demasiado”, explica Emilia, quien cuenta que cada tres meses aproximadamente, el muñón cambia y por eso hay que readecuar la prótesis. “Vamos puliendo todo para que no renguee tanto”, sostiene.

 

La prótesis es adaptada al tipo de amputación que sufrió María Emilia y a las actividades que realiza. Se programa con computadora y yo tengo una aplicación con celular para lo que la necesito usar. Tiene un cargador, la cargo todas las noches. Es bastante tecnológica", explica.

 

En Córdoba, la rehabilitación fue muy fuerte. “Me costó muchísimo volver a caminar. Muscularmente no puedo recuperarme, pero me han ayudado en todo. Subo escaleras y pendientes, hago gimnasia acuática, bueno hasta hace unas semanas, porque ahora ya no puedo por el embarazo. Ya camino sin muletas y no me caigo. Camino 30 cuadras por día”, cuenta.

 

Obviamente, hay cosas que la prótesis electrónica, que es lo más parecido a una pierna, no puede solucionar. “La piel del muñón se me lastima. Si voy caminando al centro un día de calor, por la transpiración comienza a correrse y debo ubicarla de nuevo, pero no es nada comparado con lo que vivía. Tomaba calmantes todos los días, para el dolor de cabeza, de espalda…Esta es otra vida, con más calidad de vida…”.

 

María Emilia es la primera sanjuanina con una prótesis electrónica, pero la ortopedia donde la adquirió tiene en sus filas a dos jóvenes con otras similares: uno es campeón de kayak y el otro, es maratonista. Luego que nazca Camilo, la joven ya tiene planificado, comenzar a practicar trekking. “Puedo hacer lo que yo quiera”, sueña, feliz. Tanto que, como le recomendaron que durante el embarazo no engordara tanto, hizo las tareas al pie de la letra y sólo subió 5 kilos.

“Fui a una nutricionista y consumí sólo la dieta que me recetó. Primero la compraba, pero era muy cara, así es que aprendí a cocinarla yo. Deseaba mucho tener otro hijo”, confiesa.

 

Este presente feliz tampoco resulta sencillo. La joven debe afrontar los gastos que demandan sus viajes a Córdoba, que implican pasajes, hotel, comidas y remises o taxis para trasladarse hasta el lugar donde hace la rehabilitación.
 

“En Facebook, recibo un montón de mensajes privados de personas que me cuentan sus historias. Respondo a sus consultas y a algunas personas le paso mi teléfono para que sigamos en contacto”, dice, es que su historia en las redes sociales fue compartida más de 200.000 veces en Facebook y recibió más de 27.000 mensajes de apoyo.

  

“El Ministerio de Desarrollo Humano de la Nación me dio una ayuda económica, que supuestamente era por un año, pero por las subas, me alcanzó para seis meses. De todas formas, me ayuda mi papá y hay mucha gente que colabora. No acepto dinero, si alguien se ofrece, le pido que me compre los pasajes o me alquile un hotel por dos noches. Hay muchas personas que se siguen comunicando conmigo para ayudarme. Yo no recibo ningún plan social, ni lo quiero, porque yo tengo trabajo”, cuenta emocionada y orgullosa.

 

María Emilia hoy sólo tiene palabras de agradecimiento para todos y cada uno de los que la ayudan, sin darse cuenta que merece todo ese apoyo porque ella, es un ejemplo a seguir.

 

Resiliencia y solidaridad

“Por amor a la vida 3. Quién dijo que todo está perdido", se llama el documental dirigido por Fabián Pérez Battaglini que cuenta entre otras historias, la de María Emilia. El film fue estrenado el pasado 14 de diciembre pasado en el cine Premier de CABA y la sanjuanina estuvo ahí.

 

“El documental refleja que el cáncer no es tan malo, que la gente le tiene miedo, pero hay muchas personas que salen adelante. Aprendés un montón de cosas a partir del cáncer”, expresa María Emilia, quien agrega que en una oportunidad, una doctora le contactó para que fuera a hablar con una nena a la que le tenían que amputar una pierna.