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2017-09-08 15:31:39

Se termina la más exitosa sociedad radial argentina

Llevan 50 años de éxitos compartidos. Veinte de ellos fueron liderando la audiencia sanjuanina. Los otros 30 siendo líderes en el país, desde Córdoba. Uno de ellos, Mario Pereyra, anuncia que se retira a fin de año. El otro, Rony Vargas, sigue con sus proyectos. Dos entrevistas exclusivas imperdibles.

Mario Pereyra y Rony Vargas

MARIO PEREYRA
EL HOMBRE INFLUYENTE,  EL FUTURO PREMIO KONEX, EL CONDUCTOR QUE SE RETIRA INVICTO DESPUÉS DE MEDIO SIGLO ANTE EL MICRÓFONO
“A veces sueño y no sé si estoy en Córdoba o en San Juan”



Hacía bastante tiempo que no venía por San Juan. Y anunció que es la última vez que lo hace como conductor de la mañana de Cadena 3.
En los últimos años ha sido votado como el hombre más influyente de Córdoba. Dentro de unos días le darán el premio Konex, uno de los más apetecidos por los argentinos más destacados. Pero ese mismo Mario Pereyra, guarda en su increíble memoria cada momento de su vida, desde que comenzara hace más de medio siglo en San Juan y que lo llevaría a marcar un hito en la radiofonía de la República Argentina.
Mario Pereyra estuvo en la provincia y charló durante una hora con El Nuevo Diario

—Después que murió tu mamá, los viajes se fueron espaciando.
—Vine una vez más para ver a mi hermana. Pero la verdad es que se fueron espaciando los viajes. Quizás porque mi hermana viaja a Córdoba.

—¿Cómo un tipo que nos acompaño a varias generaciones en cada etapa de sus vidas, de pronto se despide sin preguntarnos siquiera “che ¿puedo retirarme?”
—La verdad, no te puedo decir tampoco, dije un día hasta aquí llego y hasta aquí llego y tengo planes para la despedida que no será convencional.

—¿Y cómo sería?
—Como cuando llegué a Córdoba. Me conocía un puñadito de gente. Y lo mismo quiero hacer ahora. Vine en silencio a Córdoba y me quiero ir en silencio de Córdoba. Manías, formas de ser.

—Hemos contado tu historia algunas veces, desde tus comienzos en la villa Yornet hasta ganar toda la audiencia en San Juan. Aquellos años fueron algo increíble para quienes vivimos esa etapa. Vos y Rony fueron siempre los dueños de la audiencia. Recuerdo que estaban en Radio Colon con el Quito Bustelo y todo un equipo y de pronto un día dicen nos vamos a Radio Sarmiento y no solo se fueron,  se llevaron toda la audiencia. Después volvieron a acordar con Bustelo y se trajeron de nuevo toda la audiencia. O sea, el público los seguía a ustedes.
—Lo mismo pasó en Córdoba. Nosotros estábamos en LV3, una radio estatal. Nos contratan de LV2, nos vamos y se convierte en un éxito. Pasó exactamente lo mismo: la gente se fue con nosotros y mientras estábamos ahí surge que podamos tener una radio propia. Salía a licitación lo que hoy es la Cadena 3 pero que en su momento era LV3. Hablamos con el Quito Bustelo para que nos explicara todos los temas por los que había pasado con Radio Colon, una radio privada con 75 años de trayectoria. El nos asesoró con los pliegos. Lo llevamos a él, al flaco Martin, el ingeniero Alfredo Martin, que era el jefe técnico de Colon para que también preparara los pliegos en la parte técnica. Después nos llevamos a Luis Yunes, a su esposa Norma Quartino. Después llevamos a Rolando Vera. El flaco Martin fue el gerente de la radio en la parte técnica.

—Vos habías hecho previamente algunas temporadas en Córdoba.
—Si, Rony se quedó acá, hizo los carnavales de ese año 84 y como siempre tuve que salir yo. Y lo digo sin ninguna petulancia. Yo soy el más tímido de los dos, Rony es más arrojado. Es un tipo que va adelante pero en las grandes ocasiones siempre me tiró el toro. “Anda toréalo vos primero y vamos a ver qué pasa”. Y bueno me quedé ahí en Córdoba los tres primeros meses y vimos que era un boom Córdoba. Desde acá Rony me fogoneaba que me quedara otra temporada. Y me tiró otra vez el toro; “¡Quedate, quedate!”... y bueno me quedé, firmé el contrato y al mes fue él.

—¿Hacías lo mismo que en San Juan o era un producto para otro público?
—Mirá, siempre hemos hecho lo mismo. Vamos a decir la verdad: nunca hemos inventado nada sino que hemos buscado cosas que nos servían, a nuestro estilo, a nuestra manera y así fuimos haciendo las cosas. Lo que hacíamos acá para Córdoba eran realmente asombroso, tenía una repercusión total. Aquí hacíamos el chocolate más grande del mundo y lo llevamos allá. Lo hicimos y fue una locura, no hubo heridos de casualidad. El primero fue en la cancha de Belgrano y la llenamos. Después ya fuimos a Instituto que tenía 30 mil y después tuvimos que ir al estadio Kempes Las tres últimas han sido cifras asombrosas.

—Pero lo increíble es haber hecho una cadena nacional. Esto es lo nuevo, un invento, esto no existía en la radio.
—La verdad es que pensamos un poco en la cadena Ser, de España. Dijimos ¿por qué no podemos hacer como España? Que no se había hecho nunca es una mentira también. En los años 40—50, partecita de los 60, aquí habían tres cadenas; El mundo, Belgrano y Splendid. Esas tres radios mandaban la señal al interior. En San Juan estaba Radio Los Andes que tomaba El Mundo, en Córdoba, en LV3 estaba El Mundo, Splendid estaba en Universidad y LV2 con Radio Belgrano. Ese es el esquema que había hasta que desapareció.

—Recuerdo que esas conexiones eran con ruidos e interferencias.
—Claro, era otra época, otra tecnología. Lo malo que tenía ese sistema era eso. Nosotros ideamos otro sistema, el de ida y vuelta, que fue el más novedoso y sigue siendo el más novedoso. No sé si en otros lugares del mundo está. Tenemos una redacción en Mendoza, una redacción en Buenos Aires, en Tucumán, en Santiago del Estero, en San Juan, en todos lados.

—Tienen 25 personas solo en Buenas Aires.
—En total son 200 y pico de empleados. Es lo que se necesita para que haya un ida y vuelta. Porque si no lo único que te contaban era la historia de Buenos Aires. 

—Hay que tener espalda para reflejar todo y ustedes la tienen.
—Eso nos ha permitido tener corresponsales permanentes también en el exterior. Tenemos a Cynthia Zak en Miami, tenemos a Cragnolini en España, son tipos que están. En México tenemos otra corresponsal.

—Lo importante es que ya se instalaron como una radio nacional. En Buenos Aires, por ejemplo, subís al taxi y se escucha la cadena.
—Eso ha sido algo que nunca imaginé. Me pasa que subo a un taxi y cuando digo algo, el chofer me dice: “¿usted no es Mario Pereyra?”

—Le pregunto al empresario: para el oyente de Cadena 3 vos sos irremplazable. ¿Cómo vas a reemplazar a Mario Pereyra?
—Hay un equipo, hay mucha gente. Serán otros estilos, otras formas pero habrá. Espero que haya. Yo me quiero ir definitivamente. No quiero saber más nada, quiero vender mis acciones, quiero tener mi cabeza en otro lado. No es sólo la radio. Cada espectáculo, cada fiesta que organizamos significa para mí una preocupación de que no vaya a pasar nada, que todo salga bien Yo ya no quiero trabajar mas, no es que me sobre la plata pero tampoco me sobran años.

—Acá también organizaban las caravanas del carnaval, traían artistas…
—Yo siempre me he sentido un director artístico. Cuando fui a LV3 a mi me contrataba el estado. Estaba solo, no estaba Rony. Antes con Rony hablábamos, conversábamos, hacemos esto, hacemos lo otro. Empecé y yo me sentía el director artístico de la radio. Para algunos yo era un negrito que venía de San Juan. Sólo algunos me conocían, sabían de mi carácter. Pero empecé a ordenar y armé la radio no siendo nadie.

—Es admirable lo que han hecho en materia tecnológica. Yo lo veía cuando estaban acá trasmitiendo la Fiesta del Sol, pero al mismo tiempo se comunicaban con Chile, y al mismo tiempo un festival en Córdoba y salía alguien del estudio y tenían inundados esos días y también estaban.
—Si, hay un gran trabajo. Rony trabaja a la mañana haciendo un móvil y la gente se pregunta cómo siendo el dueño de la radio hace un móvil. Y bueno porque él siempre lo hizo acá. Un buen día Bustelo me puso a mí a la mañana y a Rony a la tarde y así seguimos. Si Rony en esa oportunidad hubiera sido elegido en la mañana y yo a la tarde hoy estaríamos hablando que Rony se fue invicto de la radio y por nocaut porque es exactamente lo mismo. Yo tuve la suerte y que Rony tenga la grandeza de nunca reclamar lo que le hubiera pertenecido a él también. Algún día me podría haber dicho “Mario, somos amigos, nos llevamos fenomenal, somos familia, para mis hijos y sus hijos somos los tíos, pero loco quiero trabajar a la mañana porque quiero ser el primero, es otra audiencia”. Esa grandeza de Rony ha permitido que se haga Cadena 3.

—Hace poco se lo pregunté a Rony, pero ahora te lo quiero preguntar a vos ¿que es para vos Rony Vargas?
—Un gran amigo, somos un matrimonio artístico que yo diría inigualable. En Córdoba hubo una cosa muy parecida pero duró muy poco tiempo, que fue Enrique del Campo y Darío Martel. Fueron dos grandes locutores en los años 50—60 pero duró muy poco porque se pelearon. ¿Cómo hicimos para nunca pelearnos? La verdad que no lo sé. No te lo podría decir porque no lo sé.

—Los sanjuaninos valoran mucho que nunca olvidaron sus orígenes, que siempre difundieran las cosas que hacemos acá.
—Te voy a confesar algo: Yo a veces sueño y me encuentro que no sé si estoy en Córdoba o en San Juan. Te diría que me pasó hace un año, medio año o tres años. Pero me pasa, me sucede. Es una cosa muy rara que me produce mucho temor porque no sé dónde estoy, me despierto y digo a dónde tengo que ir a  Radio Colon o a la Cadena. Me sorprendo y me sucede mucho no sé de dónde soy.

—Imagino que aquel muchacho de la villa Yornet nunca habrá imaginado ser el hombre más influyente de Córdoba. Menos aun cuando uno ve que en la lista aparecen nombres como De la Sota, Macri o el gobernador Schiaretti. Es más, hoy sos uno de los hombres influyentes del país.
—Nunca me lo he creído porque creerse eso sería ser un pedante, un fanfarrón, y yo  nunca he sido eso, al contrario. El poder lo da el micrófono, en la radio me transformo, no soy esa persona, siempre he dicho que hay dos Pereyra. Hay un tipo que trabaja en la radio y otro que está en su casa. Si me puedo esconder entre la gente común, mejor. Lo de Córdoba a mí me supera.

—Mario, vos le entregaste tu vida a la radio y la radio te dio todo. ¿Has sido feliz? ¿Volverías a hacer todo de nuevo?
—Si, volvería hacer de nuevo todo. Soy muy feliz, soy otro hombre. Vos sabes lo que es ser dos hombres distintos en un solo cuerpo, eso es fantástico. Yo entro al estudio y me transformo. Soy un hombre que sufre dolores de cabeza terribles y cuando llego a la radio y me duele la cabeza tomo una pastilla. La gente no lo sabe pero eso es lo que me permite superar mis jaquecas.

—Vos pasaste por una experiencia tremenda para cualquier padre y seguiste siendo Mario Pereyra, todos los días. Eso es tener mucha fuerza.
—La gente lo valoró mucho. Bueno, esas son las cosas que tengo, una persona tímida que no se anima, pero que está ahí y cuando llegan los momentos duros, ahí estoy. Cuando me pasó eso, bueno… A mi hijo lo sepultamos un fin de semana y el día miércoles me levanté a las 8:30 y dije me voy a la radio. “Estelita me voy a la radio”, le dije a mi mujer. Me dijo que no vaya, mirá cómo estas y le dije no, me voy a la radio. Y me fui. Eran las 10 de la mañana y me ven caer y hablé ni una palabra. Hizo un artículo Sergio Suppo, que está ahora en La Nación, que era periodista de La Voz y contó eso, que durante todo el programa no había dicho nada. Yo no quería que la gente me llamara y escuchar el lamento y sentirles decir que debe ser terrible. Si, terriblemente mío y déjamelo. Le puse el alma,  por él, por mi hijo.

—Haz decidido irte en el momento más importante de tu trayectoria. Has sido elegido el hombre más influyente de Córdoba, te van a entregar el premio Konex. Y te vas, tras medio siglo de liderar la audiencia entre San Juan, Córdoba y el país… ¿Y ahora qué?
—Esa es la pregunta más difícil, la del millón de dólares, no lo sé.

—No te vemos en tu casa, jugando a la canasta con tu mujer.
—No, pero me vas a ver en mi casa viendo Netflix, leyendo un libro, leyendo un periódico, viajaré un poco más. Esa es otra deuda pendiente: viajar he viajado muy poco a pesar que conozco Estados Unidos, conozco Europa. Tengo departamento en Punta del Este y voy 5 días al año porque al quinto día ya estoy poniendo excusas para volver a la radio. Ahora, a partir de enero, no voy a tener la radio y tampoco sé qué excusa voy a tener para decirle a mi mujer si me aburro. Y bueno me aburriré; aparte no quedan muchos años tampoco, ¡no jodamos, che!

RONY VARGAS
HABLA DE LA HISTORIA DE SU ABUELA, SUS AÑOS EN CAUCETE Y COMO MAESTRO EN DIVISADERO HASTA SU REALIDAD ACTUAL

“Los recuerdos vividos con amor no se tocan, se dejan ahí nomás”

—Yo no sé si hay que darle la bienvenida porque nunca se fue. Hola Rony.
— Feliz de estar nuevamente en San Juan después de tanto tiempo. Y como siempre: viajando, trabajando siempre tratando de llegar a mayor cantidad de lugares posibles en la Argentina, de instalar nuestra Cadena 3 desde Ushuaia a la Quiaca.

¿Cuándo se imaginaron esta radio? ¿Se fue dando o fue una idea concreta?
— Al principio teníamos la idea. Nuestro espíritu radiomaníaco nacional se dio en radio Colon de San Juan con Quito Bustelo que allá por años 70 logró posicionar una radio a nivel país y vos lo sabes muy bien Juan Carlos, era la radio más importante del interior de la Argentina siendo de una provincia pequeña. Se asombraban en Buenos Aires cuando llegaban noticias de esta radio, esas emisiones potentosas, con esos viajes que hacíamos por el mundo que no lo hacían las radios de la capital pero lo estaba haciendo San Juan. Entonces tomábamos un poco esa iniciativa de ser la radio más importante del interior del país desde San Juan y nos sentíamos orgullosos. Te imaginás cuando llegás a Córdoba, estás en el centro del país y tenás la posibilidad de diversificar la actividad. Esto fue para nosotros un sueño.

—¿Cómo adquieren LV3?
— Cuando surgió la licitación en Córdoba , éramos empleados de esa radio. Por una desavenencia que tuvimos con los directivos nos habíamos ido a la otra radio a LV2 y un sanjuanino, el doctor Barud, que había sido director de esa radio, nos dijo que salía a licitación LV3. Lo hablamos con Mario. Nos faltaba el gran capital para hacer la radio que queríamos y encontramos a una persona que nos presentó Barud, Gustavo de Filippi, un gran empresario cordobés. Él nos dijo: quiero ser socio de ustedes, no se hagan problema por el dinero. Cayó justo. Y a partir de ahí nace la historia.

—Recuerdo algo que dijiste: no hay que cosechar antes de sembrar y uno de los problemas que hoy tienen los medios es querer cosechar rápido.
— Es así. Cuando recién llegábamos a alguna radio, decíamos que teníamos que viajar. ¿Y de dónde sacamos la plata? Y bueno, la ponemos nosotros, la pone la radio.  Porque la radio te está dando la posibilidad de llenar los programas de publicidad y a veces no hay la necesidad de tener un anunciante exclusivo para esa trasmisión, sino que estamos devolviendo un poco lo que nos están brindando.

—Los artistas sanjuaninos valoran mucho el apoyo que le brindas desde Cadena 3
— A mí me da muchísima satisfacción cuando llega gente de San Juan a pedir una mano y la mano está extendida porque no he roto el vínculo con San Juan. Por el contrario, yo lo llevo muy adentro y cuando encuentro un sanjuanino, pienso en el Negro Villavicencio, que era mi amigo y que tocaba tan bien la guitarra y que compuso temas que son excepcionales y me llego a emocionar. O cuando escucho al dúo Mínguez Barboza, que estoy promocionando a pesar de que ya no existe desde hace mucho tiempo. Y les decía a los muchachos de Los Patricios que han hecho un tema que se llama la Mínguez Barboza. Y ese Mínguez Barboza habla de lo que fueron estas grandes figuras del canto popular en la República Argentina.

— Escuchaba a Pergolini decir que no hay persona menor de 25 años que lea un diario o que escuche una radio AM.
— En Córdoba tenemos la radio AM pero tenemos una FM muy juvenil y tenemos una muy popular que se llama Popular, justamente con música de cuartetos y las estamos alimentando. No somos competencia porque queremos que crezcan y van creciendo con el mensaje de los jóvenes.

—No sé por qué se está segmentando tanto el espectro. En otros tiempos había un espacio común.
— Era muy abarcativo. La radio en aquel entonces no tenía edad, ni distinciones sociales. La radio iba a todos los segmentos de la audiencia pero fundamentalmente a todos los sectores. Tenía horarios dirigidos a la juventud, al viejo, al joven.

—Hasta rezaban el rosario…
—Todos los días, a las 19, venía el rezo del Santo Rosario, andábamos con mucho espíritu innovador dentro de la radio y le dijimos a Quito “esto del rosario con señores laicos muy mayores que venían a rezar… ¿Por qué no los llevamos y vamos a rezar a los barrios?” Y fuimos a los barrios con el rosario.

—¿Habría funcionado algo así en otra ciudad?
— Te cuento. Estábamos en Córdoba y fui a hablar con monseñor Primatesta, que era en ese momento  obispo de Córdoba, y le digo “Monseñor en esa radio (en LV3) se pasa la misa todos los domingos y los coros son muy malos”. “No me vengas a criticar. ¿Qué te crees, que sabés más que yo?”, me dijo el obispo. “Espere. Usted no sabe lo que le vengo a proponer. Nosotros estamos en condiciones de traer un artista cada domingo

—¿Y qué te dijo Primatesta?
— Me dijo “vos estás loco”. Y bueno, estaré loco pero sigo soñando con eso. Y en alguna oportunidad colocamos algún artista y fue sensacional. En función de lo que estás haciendo hay que buscar la forma de darle humanidad a la radio.

—¿Cuando estabas con una propaladora en Caucete, ya imaginabas esta vida?
— No, en aquel entonces no existían las radios FM. Yo tenía 15 años y trabajaba en la propaladora de mi pueblo frente a la plaza Manuel Belgrano con una organización que se llama Valle Publicidad.

—Contanos algo del “maestro Vargas”, al que tanto recuerdan en Divisadero…
— ¡El Maestro Vargas! Tenía 17 años y quería ejercer como maestro.  Mi padre me decía “vos estás loco, vos te tenes que dedicarte a la vitivinicultura, estudiá enología y punto y aparte y aquí arrancamos”. “No, papá, mirá, yo he sacado 10 en la práctica del magisterio”. No era un alumno brillante pero en la práctica me desenvolvía muy bien, mis ganas de trabajar de maestro eran impresionantes y la formación que nos daban en la Escuela Normal Regional de Caucete Manuel Belgrano era excepcional.

—¿Y?
— Bernasconi me mandó a la escuela de Divisadero. Hacía tres meses que estaban sin maestro.  Eran 12 alumnos. Hoy estuve en Divisadero y me pareció que estoy entrando a Nueva York comparado con lo que yo vivía.

— Sabés que en el concurso de preguntas y respuestas para estudiantes de Nivel Medio de La Ventana, están participando los chicos de Divisadero…
—Me decían que están afilados para ganar el concurso. Pero mirá cómo ha evolucionado y cambiado todo, tienen 400 alumnos, estudiantes secundarios. Cuando yo entré a esa escuela, que era nacional 149, eran 12 alumnos, un ranchito con una habitación para el maestro y otra habitación el aula. Sin baño, un retrete al final del patio y para bañarme, debía hacerlo en la acequia que pasaba por al lado de ese rancho con agua de deshielo. En los inviernos los fríos eran impresionantes pero yo lo viví con mucha pasión.

—Contanos de tu familia. Tu papá era socio de Plácido Castro en Sarmiento.
—Tenían la agrícola Campo Vid, una empresa importante con bodega y viñedos y demás. Fue una cosa muy linda esa etapa de mi vida y en la de mi padre, trabajando en la vitivinicultura.

— ¿Qué te dijo tu papá cuando dijiste yo quiero trabajar en los medios?
—Qué te vas  a ir a meter ahí, mangas de qué sé yo. Los desacreditaba totalmente porque él quería que yo estuviera al lado de él. Y yo sólo le decía: “Papá, es lo que me gusta. ¡Qué vamos hacer!

—En tu vida fue muy importante tu abuela…
— Era italiana nacida en Le Marche, un pueblo que se llama Morrovalle muy cerquita de Macerata. Hemos ido con mi esposa y uno de mis hijos. Nos hemos emocionado a cada paso que dábamos porque recordaba a la mayoría de los descendientes de estos gringos que vinieron. Mi abuela era analfabeta, vino con 18 años y conoció a un hombre de 35 que la estaba esperando por sugerencia de su madre en el Puerto en Buenos Aires. Y ahí se casó con ese hombre y se dedicaron a la trilla en Catriló, La Pampa. Imaginate la situación. La madre de mi abuela estaba sola, con cuatro hijos. Quería salvar a la hija de los horrores de la guerra y de la miseria y todo lo que se venía. Por eso la embarcó mientras mi abuela lloraba porque no quería despegarse de su madre. Y acá la estaba esperando un hombre mucho mayor que ya había tratado con su madre.

—¡Qué historias las de los inmigrantes!
— Empezaron con la trilla de trigo en Catriló, La Pampa. Ese sí que era “dolce far niente”. Él hacia la trilla y se iba a Italia nuevamente y terminaba su paseo y volvía a Catriló. Un hermano se vino y resulta que llego al hotel de los inmigrantes y cuando tuvo que decidir su destino dijo: “yo quiero ir adonde termina el ferrocarril”. Y como terminaba  en San Juan, se vino a San Juan. Y andaba buscando a su hermana. Tenían tan poco sentido de lo que era la cosmovisión, no tenían noción que este era un país muy grande. Ellos no conocían Roma, vivían en ese pequeño pueblo. Se fue a vivir a Caucete y a cada caucetero que encontraba le preguntaba: “¿no ha visto a Concheta?” Concheta se llamaba mi abuela, que se cambió el nombre porque le decían que era una mala palabra acá en la Argentina. Entonces se puso Ana. Los entusiasmó y los trajo a Caucete y allí nació la industria vitivinícola de esta familia.

—Y años después el nieto saca el vino Anita de los dos puertos…
— Yo quería tener un vino en homenaje a mi abuela fundamentalmente, más allá del negocio. Lo hablé con mi querido amigo Hugo Ugarte y resulta que encontramos un enólogo fabuloso y logramos ese vino cosecha tardía. El nombre pertenece a uno de mis hijos, el gringo Juan Manuel Vargas, que escribió un libro “Anita de los dos puertos”.

—Y ahora tenés una hija viviendo en Barcelona y vas seguido a verla.
—Sí, voy seguido. Voy todos los años y vamos a la cancha juntos. Tengo dos nietas allá en Barcelona.

— ¿Cuantos nietos tenés?
— Tengo 12 con el que viene. Tengo una nieta que se llama Ona Vargas Prat, nacida en el interior de Cataluña, hija del gringo, que ha ganado un premio literario a nivel de toda Cataluña, en su escuela que está en una comarca muy pequeña. Escribe cuentos con 12 años. Yo estoy chocho, imagínate el padre.

— ¿Hay algún Vargas que vaya a ocupar tu lugar el día de mañana en la radio?
— No creo.  Una decisión que tomamos en un primer momento con Mario era que nuestros hijos no tenían que estar dentro, donde nosotros trabajábamos, porque había muchos intereses en relación a una sociedad anónima y se podían crear algunos problemas. Mis hijos están en las comunicaciones. Juanjo Vargas junto con Juan Esteban Vargas están en estos momentos en Colombia,  en un proyecto muy importante de un software que se ha popularizado en gran parte de la Argentina y ahora va para Colombia. Y Juan Manuel está en la parte empresarial artística.

— ¿Qué es para vos Mario Pereyra?
—Es el amigo, es el respeto fundamentalmente. Yo siempre digo que tener un amigo con el que se habla frente a frente y de todas las situaciones que se plantean en el momento y hasta de los familiares, porque estamos estrechamente vinculados. Mis hijos le dicen tío y sus hijos me dicen tío a mí. Ahora vamos  a vivir a 40 metros de distancia porque nos vamos a vivir en el mismo lugar en un sector de la ciudad de Córdoba.  Lo esencial es que nunca nos faltamos el respeto, nunca nos insultamos, nunca utilizamos la palabra huevón uno a otro. Por ahí me detengo y digo: la pucha, mirá los años que han pasado. Hemos discutido cosas que tienen que ver con el trabajo, con la radio pero nunca una discusión por motivos personales.

— Vos siempre fuiste más arriesgado que Mario. Conducir motos parado sobre el asiento o lanzarte en paracaídas, te pintan de cuerpo entero…
— Lo del paracaídas fue gracioso. Un día me fue a buscar un capitán de la aeronáutica y me dijo que el jefe había decidido autorizarme el lanzamiento. Cuando salimos del avión, dudé un poco pero me empujaron y caímos como una pedrada. De repente se abrió el paracaídas y es como si subiéramos 200 metros para arriba, una cosa impresionante.

—Ya estabas cayendo…
—Yo estaba para trasmitir y de pronto se me saltó el teléfono. Esto va a parecer increíble. Lo volví a tomar del aire porque íbamos más rápido nosotros que el teléfono. ¡Y estaba conectado! Entonces empecé a decir: “estoy viviendo la experiencia más linda de mi vida”

—¿Cómo ves el futuro de Cadena 3 tras el retiro de Mario? 
—El retiro de Mario es lógico y natural porque él ha decidido culminar todo este trabajo que hemos tenido durante todos estos años. A mí me dolió muchísimo cuando lo anunció pero lo comprendí.

 

NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO 1 DE SEPTIEMBRE DE 2017