Fue en el año 1982 cuando autoridades del ex Sanatorio ADOS se pusieron en contacto con un médico joven y especializado en Terapia Intensiva. Hasta ese momento y aunque parezca extraño a esta altura del Siglo XXI, la provincia no tenía aún desarrolladas sus unidades de cuidados intensivos, ni el ámbito público ni privado. El pasado viernes 3 de noviembre y a 35 años de aquel hecho, el doctor Rolando Gimbernat –el médico que instaló la primera terapia en ADOS- fue reconocido durante la cena anual de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de San Juan (ACLISA).
En San Juan como en el país, la cantidad de profesionales especializados en Terapia Intensiva es baja y es una de las más demandadas, frente a esa realidad, Gimbernat sostiene que “ser médico terapista no es fácil porque es una especialidad que demanda preparación y vocación”.
En cuanto al posicionamiento de San Juan en el marco del país, expresa que “es una de las provincias del interior que probablemente mejor esté en especialidad y esto es por el trabajo que la Asociación de Terapistas de San Juan, que a poco de inaugurar el Hospital Guillermo Rawson, armó su propia asociación de terapistas que ha sido muy activa trabajando todos los derechos laborales de los terapistas de San Juan”.
-¿Cómo se gestó esa primera terapia en el ex Sanatorio ADOS?
-La iniciativa la tuvo la gente de ADOS, que era un modelo de sanatorio. Cuando se construyó el tercer cuerpo, se dejó el espacio previsto para la terapia, que hasta ese momento no existía en San Juan. Todo se hizo a través del doctor Jorge Romero, compañero de La Plata y médico cirujano. Yo llevaba dos años como médico de la Terapia del Hospital Fernández –no había residencia en ese momento- además de la residencia que había realizado en Clínica Médica. Jorge me dijo y me volví a San Juan. La terapia estaba en un 50 o 60% construida y me incorporaron como asesor. Terminamos la construcción y luego se fue comprando la aparatología. Con la Guerra de Malvinas se bloquearon todas las importaciones y fue muy complicado. Ningún sanjuanino tenía seguro que si necesitaba terapia, habría un lugar donde le pusieran un respirador o si sufrías un trauma, salvo una pequeña terapia en el Hospital Marcial Quiroga.
-Hablando de trauma, también organizaste las primeras jornadas nacionales de trauma en la provincia...
-Es que a poco de llegar acá nos dimos cuenta de que era una de las principales causas de la terapia intensiva, como lo sigue siendo, lamentablemente. En ese momento hicimos mucha capacitación, un gran simulacro, y sigue siendo una problemática compleja: el que se ahogó en el río, el que mató a la mujer, el que tuvo un accidente, todo eso es trauma. Ahí se armó un grupo más sólido, con gente más capacitada, así surgió la residencia en Terapia Intensiva, que se hizo escuela de especialidad en San Juan. Y al año, se creó la Asociación Sanjuanina de Terapistas, que nació con objetivos científicos pero también de índole gremial. San Juan está bien posicionado en el país.
-Este año cumplís 40 de médico, ¿cuánto cambió en estos años la profesión de intensivista?
-Acabo de dejar la presidencia de la Asociación Nacional de Terapistas, hace dos lunes atrás, que me permitió trabajar y conocer a mucha gente, por ejemplo. En estos años y a pesar de que el trauma sigue siendo epidemia, es una de las especialidades que más avanzó, en cuanto a tecnología, no hay duda y ha sido determinante. Pero se ha avanzado mucho en conocimiento de la fisiopatología de las enfermedades, ha posibilitado que estar en un respirador no sea casi igual a morirse. La terapia está llena de aparatos, el soporte hemodinámico, el soporte cerebral... el progreso en esta parte de mi vida ha sido espeluznante, que te desborda.
-En esto años adquiriste experiencia, tuviste reconocimientos, ¿Qué objetivos quedan a futuro?
-A veces parece que hice todo pero no, siempre falta. Ahora viene un movimiento mundial muy grande, que se ve en todos los congresos que se llama Proyecto HUCI y es una forma de humanizar los cuidados intensivos. Esta movida tiene 8 pilares: UCI de puertas abiertas; Comunicación; Bienestar del paciente; Presencia y participación de los familiares en los UCI, Cuidados al personal; Prevención, manejo y seguimiento del síndrome de post cuidados intensivos; Infraestructura humaniza y Cuidados al final de la vida. También un manejo mucho más desarrollado del dolor y las situaciones que vive una persona que está en terapia. Ahora se hace cada vez más foco en la persona que en la enfermedad.
-Hace algunos años, y sin formar parte de esta nueva corriente aún, incorporaste psicólogas en el equipo de UCI y también a la doctora Ana María Beltrán, especializada en psiconeuroinmunoendocrinología, o sea una mirada más integral que la de un especialista que sólo ve una partecita de un cuerpo humano.
-Es verdad. Era una época en que uno se podía dar el lujo de formar esos equipos. Arrancamos como pioneros, teníamos dos psicólogas que trabajaban con los enfermos, con la familia, con el personal y se hacían incluso actividades grupales a fin de lograr una armonía. Hoy, la movida es fenomenal, que además cuida a los profesionales de esta especialidad, es cuidar al que cuida.
-¿Cómo está San Juan en cuanto a la especialidad en el contexto nacional?
-Muy bien. Creo que arrancamos con una buena base. Hay una buena escuela, que va más allá de la residencia. Se dio una continuidad y en eso tiene que ver la Asociación, que hizo mucho hincapié en el cuidado de este profesional. Aquí luchamos porque las guardias estuvieran a cargo de un intensivista, no sin esfuerzo, porque tienen una mirada sistémica, que es un médico que ve todo el cuerpo, que ve que cuando falla el corazón, falla el riñón, falla todo.
-¿Por qué es una especialidad que tiene pocos profesionales?
-La guardia no le gusta a nadie, es anti fisiológica, con altos niveles de responsabilidad, hay más violencia con los medios de las terapias porque uno sale a dar malas noticias. No es una especialidad bien remunerada, pero ahora se está buscando un nuevo formato de trabajo, que sea más accesible y repartido entre más personas, para que no sea tan estresante.
NOTA PUBLICADA EN EL NUEVO DIARIO EL 10 DE NOVIEMBRE DE 2017