En épocas de la Inquisición, si alguien osaba promulgar un revelador dato científico, lo más probable es que fuera acusado de hereje. Y Galileo Galilei es sólo un ejemplo de una larga lista que grafica el conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental.
Sin embargo, en pleno Siglo XXI y aunque el enfrentamiento perdure entre varios actores, en medicina los dos conceptos han dejado de ser antagónicos para convertirse en complementarios. Si no, ¿cómo se explica que un paciente que está feliz acepta en mejor grado una quimioterapia, por ejemplo?
La ciencia ortodoxa aún no ha podido encontrar la respuesta a por qué dos pacientes con la misma enfermedad y tratamiento, uno se muere y el otro no. Desde la psiconeuroinmunoendocrinología, en cambio, la respuesta es la actitud con que cada uno enfrenta la enfermedad, porque la alegría o la depresión generan intercomunicaciones de los sistemas que componen el ser humano, totalmente diferentes.
En esta nota, los doctores Gustavo Alcalá, Mauricio Lirussi y Ana María Beltrán, opinan sobre el tema.
GUSTAVO ALCALÁ, CARDIÓLOGO
“No hay milagros”
-¿En que radica el hecho en que los pacientes con la misma enfermedad y tratamiento uno se salve y el otro se muera?
- Hasta ahora hay una visión de no seguir el protocolo y no hacer la medicina tradicional, en última instancia la medicina alternativa mal no te hace o sea que si no te ayuda, por lo menos te calma los nervios. Pero se está demostrando que esta medicina aumenta la chance de que te mueras. Se han publicado por primera vez enormes bases de datos de personas que son iguales en todo, en su enfermedad, en sus características socioeconómicas, culturas, acceso a la salud, lo que pasa es que uno siguió la medicina ortodoxa y el otro durante un tiempo, al principio o al final optó por esa gente que nosotros miramos con simpatía porque San Juan no es raro que aparezca un chico que ha visto a la virgen y le toca la frente a la gente y la cura.
-Eso es la fe de la gente
-En San Juan compran los autos y le dan vueltita para que la Difunta los proteja. Esos son signos de subdesarrollo, le guste a quien le guste, y está costando vidas. Para dar un ejemplo real, un sanjuanino empieza a sentir dolor de pecho y en internet hay 28 recetas de lo que tenes que hacer para evitar un infarto: tomarte un vaso de agua, sobarte el pecho con aloe vera y limón con jengibre y no sé qué hacerte un brebaje. El infarto se trata con tecnología y hoy en una provincia como San Juan, con la geografía que tiene, hay unos inaceptables retrasos en alcanzar el tratamiento. Hay muchísimas pérdidas de tiempo porque se nos ocurren un montón de opciones, de alternativas y en algunos casos se puede hacer daños.
- La gente cree en los milagros o en la sanación por imposición de manos, por lo que sea.
- No hay milagros y si hubiese milagros por qué ese Dios le metió el tumor en primer lugar. Podría haberlo evitado.
-Si fuese tan simple, la medicina sería dos más dos, cuatro, y no es así
- Es verdad, no es lo mismo un paciente predispuesto que se apoya en la fe para seguir un tratamiento, que un paciente que de entrada ya está derrotado. Se hizo un estudio a pacientes que iban a bypass. A la mitad, les dijeron que podía rezar con su familia, que podrían contratar rezadores de la religión que quisiesen y al otro grupo no se le dio ningún apoyo. Se murieron más en el grupo del rezo. No mezclemos. Hubo una época en donde se aprovecharon todos los negocios desde la fe, pero estamos en el siglo XXI, entonces que alguien se muera de ignorancia, que alguien se muera de fe, es inaceptable. Esas personas que pagan por irse a China para conseguir células madres, a Cuba para conseguir células madres cuando vuelven dónde está el milagro. Esas enfermedades que acá no tienen cura por qué van a tener cura en Cuba si lo único que tiene Cuba es Varadero.
MAURICIO LIRUSSI, ONCÓLOGO
“Los pacientes que están más felices, toleran mejor los tratamientos”
-¿En qué radica el hecho que dos pacientes con la misma enfermedad y tratamiento uno se salve y el otro se muera?
-Son estadísticas. El 50% vive, y el 50% muere, pero todavía no sabemos cuál es el que va a vivir o cuál es el que va a morir. Se estima que es la evolución de la enfermedad, la genética, tampoco se ha visto que factores ambientales como el estado de ánimo o la felicidad influyan. No está comprobado porque tampoco es fácil de comprobar.
-¿Orar, hacer meditación o yoga, ayuda?
-En la práctica uno ve que los pacientes que están más acompañados, o que están más felices, toleran mejor los tratamientos y evolucionan mejor, pero eso es una observación que no se puede pasar hacia una ley. La oncología es una de las primeras que ha dejado de llamar tratamiento alternativo, porque alternativo es elijo una cosa u otra, y ha pasado a llamarlo complementarios. Y en lo complementario hay muchas cosas que han demostrado que son muy útiles. Por ejemplo el reiki y yoga para relajación, la acupuntura para el dolor y manejo de nauseas, el uso para algunas sustancias orgánicas y naturales, el jengibre, para el manejo de las náuseas.
- ¿Es verdad que algunas terapias complementarias pueden contrarrestar el efecto de un tratamiento convencional?
- Si, están publicadas en páginas oficiales pero no son, por ejemplo, Crescenti, que es una chantada, es un delincuente. También hay terapias complementarias que ayudan a que la quimioterapia se tolere mejor, pero hay que adaptarlas a la persona, no la podes masificar diciendo le sirven a todas, depende de la personalidad de cada uno. Lo peor que podes hacer es mandar a un paciente a hacer reposo porque lo único que hacen en mover su cabeza en pensamientos negativos.
- ¿Una enfermedad es peligro y oportunidad?
- Totalmente, lo que pasa es que a veces los diagnósticos oncológicos llegan en familias tumultuosas, donde hay demasiado revuelo, donde hay demasiados problemas y quizás es la oportunidad de ver si eso se puede cambiar. Cuando eso cambia, ayuda mucho, pero hay veces que ese medio ambiente que es hostil no se puede cambiar, y ahí las cosas se complican.
-Pero hasta ahora no se puede comprobar cómo influye.
-Hubo un trabajo publicado muy interesante sobre pacientes con cáncer de mama. A un grupo de pacientes lo dividieron en dos, a uno lo sometieron a alimentación saludable y actividad física y al otro lo dejaron en libertad que hiciera lo que quiera más allá de seguir con la medicación. El grupo que hizo actividad física y alimentación saludable tuvo menos recaída que el grupo que no lo hizo, entonces es el primer trabajo que incorpora algo de calidad de vida. Eso te permite extrapolar y decir si logro que mejore su calidad de vida probablemente tenga menos posibilidad de recaídas.
ANA MARÍA BELTRÁN, MEDICA ESPECIALISTA EN PSICONEUROINMUNEINDOCRONOLOGÍA
“Lo primero que hay que trabajar es el sistema de creencias”
- ¿En que radica el hecho de que dos pacientes con la misma enfermedad y el mismo tratamiento uno se salve y el otro no?
- Es una cuestión de actitud. Lo primero que hay que trabajar es el sistema de creencias. Si me victimizo porque estoy enfermo/a y dejo que el miedo se apodere de mí, seguramente voy a tener un desencadenamiento de sustancias que trasmiten información de hormonas y del sistema inmunológico absolutamente desequilibrado. Ahora, si una persona con la misma patología no se victimiza y dice veamos de qué manera distinta podemos aprender a caminar, genera una intercomunicación de los sistemas que nos componen totalmente diferente.
-¿La genética es determinante?
-La genética no determina absolutamente nada, predispone o nos pone vulnerable o más sensibles frente a determinadas situaciones. Hoy se habla de la epigenética que es la que determina que un gen se estrese, una vez que se estresó no lo puedo cerrar de vuelta, ya está, pero lo puedo enfriar. Esto implica tener una actitud absolutamente complaciente, donde trabamos sistemas de creencias y después de haber atravesado numerosas emociones que van desde la bronca, la furia, el enojo, la negación y la depresión incorporo el cambio y genero un equilibrio distinto.
-¿Qué debe tener en cuenta el médico para recomendarle una terapia complementaria a un paciente?
- Nada. Primero hay muchísimo chantaje, con total respeto de la palabra. Hay una manipulación ofreciendo un recurso terapéutico idealizado que no es tal. Las terapias complementarias hoy están aceptadas universalmente porque cooperan con la estrategia terapéutica central, si a un paciente con cáncer alguien viene y le dice “te voy a sanar con reiki”, o con lo que sea, y “tenés que dejar la quimio”, le está haciendo un daño irreversible.
Si he visto en pacientes que hicieron relajación, que tuvieron un trabajo personalizado con un profesional que los acompañó, tener una tolerancia bastante mejor a la quimioterapia que aquellos que no la hicieron.
-¿Entonces, orar, hacer meditación o yoga, ayuda?
-Están probados los cambios neuronales que se provocan con un ejercicio de meditación y con el yoga, es indiscutible. A nivel profesional no hay derecho a cuestionar una actitud que tenga un paciente, si tengo una persona que tiene grupo de oración y aunque no tenga valor, el valor es lo que representa para esa persona y he visto personas remodificarse en su actitud con grupo de pertenencia que se autoayuda, simplemente desde la contención, el amor y la escucha. Entonces como médica no tengo ningún derecho a cuestionar eso. Ahora, si veo que le está haciendo daño, veré la manera más sutil de hacérselo saber sin lastimarlo.
-¿Una información errónea puede dañar?
- Hay una cosa fundamental sobre la que no se trabajaba y que es el efecto nocebo. Se conoce el efecto placebo, que es darle a un paciente una medicación que no es tal, que puede ser azúcar, ahora el efecto nocebo, del que no hay conciencia, es por ejemplo, cuando viene un paciente y se le dice “si usted sigue así como está, va derechito al infarto”. Yo no sé si va a tener un infarto y le estoy haciendo muchísimo daño o si a vos te indico una pastillita con un nombre comercial determinado y te encontrás con una amiga que dice: “a mi casi me mata esa pastilla”. Ahí se está ejerciendo un efecto nocebo, que tiene su implicancia en la red neuronal y en el organismo.