El género es una construcción ideológica, una ley cultural, política, moral. “Masculino” y “femenino” son roles dentro de una dicotomía que busca ordenar cabezas y dar certezas. Pero qué pasa cuando a los dos años alguien empieza a esbozar que no es lo que se espera que sea. Lulú fue la primera niña que, por primera vez en el mundo, logró cambiar el género en su documento de identidad sin tener que acudir a la Justicia. Un paso que repiten otros chicos y chicas mientras sus familias viven el proceso desorientadas, entre sistemas represivos y derechos protegidos por la ley argentina.
"Yo nena, yo princesa. Luana, la niña que eligió su propio nombre" es el título del libro que escribió Gabriela Mansilla. Fue editado en abril de 2014 y reeditado en noviembre por la Universidad Nacional General Sarmiento. El Senado de la Nación lo declaró de interés cultural. Además, es de lectura obligatoria en varios institutos de formación docente en nivel inicial y primario, y está recomendado en el Anexo 3 de la Ley de Educación Sexual Integral. El libro es una carta de amor de una madre a su hija que sirve para explicar la experiencia de vida de Luana y también de su familia. En base a esta publicación, Jorge Maestro prepara el guión de lo que será la película sobre la vida de Lulú.
En San Juan, hace poco fue conocida una historia similar: Alejandra y Fidel tienen cuatro hijos, y dos de ellos, que nacieron varones, a los 6 y 8 años manifestaron que eran nenas. Desde entonces, los papás se hicieron activistas de la infancia trans sin discriminación ni violencia y lograron que ambas tengan su DNI de mujer.
Vanesa Pringles – Psicóloga
“La identidad sexual se adquiere en la adolescencia”
-¿Existe la infancia trans?
-Podríamos decir que actualmente nos encontramos con esa nueva situación. Hay antecedentes en otros países y estamos viendo los primeros casos en Argentina.
-¿Cómo se define la infancia trans?
-Tenemos que definir algunos conceptos vinculados a la sexualidad o al desarrollo psico-sexual de una persona. Cuando hablamos de trans, hablamos de una persona que tiene sexo masculino o femenino y que puede hacer una elección o una concepción social distinta a los órganos sexuales con los que nació, podríamos decirlo así. Partimos de género y no de sexo. El género es una construcción social que se va haciendo a partir de que la persona nace hasta que alcanza la identidad sexual, que es cómo la persona se siente, autopercibe y siente su propio cuerpo.
-¿A qué edad una persona adquiere la identidad sexual?
-Los estudios de psicología evolutiva siempre han hablado de que se adquiere en la adolescencia; de hecho, por ahí estos conflictos de identidad sexual que hoy surgen en algunos casos en niños, anteriormente aparecían en la adolescencia. A esa edad la persona juega distintos roles, cuando se define a sí mismo de acuerdo a sus vínculos primarios, es cuando alcanza la identidad en general.
-¿Qué puede percibir un chico de 3 o 4 años?
-A los 3 o 4 años el niño recién está empezando a diferenciarse, a reconocer su cuerpo, sus órganos sexuales. Si a un niño de dos años le pedimos que dibuje el cuerpo completo, no puede hacerlo. Recién a los 3 o 4 años se diferencia de las nenas o de los varones y empieza a jugar distintos roles, que para mí no hablan de la identidad sexual. Es normal que el varoncito se ponga los tacos de la mamá o los collares o que juegue con muñecas, creo que esto no habla de identidad sexual sino que son juegos. Recordemos que los realiza por imitación, hace lo que ve, padre, madre o adulto que lo tiene a cargo. Va realizando diferentes juegos, imitando. La familia es el primer socializador que tiene un niño, después tenemos un segundo socializador que es la escuela y los grupos de pares, todo va a influir en los juegos y conductas delos niños.
-¿Pueden haber definiciones a los 6 o 7 años?
-No lo sé. Creo que habría que hacer un buen acompañamiento psicológico de los padres y de los hijos para tomar una buena decisión, como por ejemplo un cambio de documentación. Nque nos encontramos con una persona que está en vía de desarrollo de su identidad sexual, no va una cosa por un lado y otra por otra, somos una unidad cuerpo-mente. Hay un proceso evolutivo normal y esperable que los niños van cumpliendo.
-¿Qué debe hacer un padre al que su hijo le dice me siento mujer o me siento varón?
-En esto tenemos que ser cautelosos. Me parece muy bueno que existan papás que estén lo suficientemente atentos a sus hijos y que puedan ver este comportamiento o que puedan estar atentos para acompañarlos. Generalmente me ha tocado trabajar muchos casos en los que a los 20 años terminan con situaciones de violencia familiar, porque sus papás no aceptan que tengan una identidad sexual distinta.
-¿Existe el riesgo de que un padre acompañe al chico en ese cambio de género y cuando sea grande se arrepienta?
-Puede pasar, por eso digo que para tomar una decisión de esa naturaleza es necesario un buen acompañamiento profesional. Un profesional puede diagnosticar. El proceso va más allá de un cambio de documentación. De la mano de la documentación viene todo lo socialmente esperable: los mandatos dicen que la nena es la muñeca y el varón la pelota.