Una situación en el Centro Cívico, generó sensaciones conrtradictorias, por un lado la gracia ante el ingenio y por otro la impotencia al ver que no se contemplan en la práctica situaciones reales, mientras se hacen campañas para concientizar sobre la inclusión de discapacitados y adultos.
Un hombre mayor con dificultades para movilizarse, se apoyaba en un bastón, optó por llevar un balde plástico para sentarse haciendo la fila hasta ser atendido para la carga de la SUBE. Explicó que en varios organismos estatales y privados y comercios no cuentan con sillas para la espera y a el se le dificulta estar de pie por tiempos prolongados. Manifestó que el tacho es de plástico, liviano por lo que puede trasladarlo consigo y subir al colectivo sin problemas.