Mucho se habla y más se pregona el latiguillo "Hay que garantizar el acceso a justicia", tal como si ello fuese una frase mágica o un voluntarismo que se concreta con solo proponerlo.
Yo digo que las más de las veces se confunde tener acceso a la justicia como tal con tener acceso al sistema judicial, lo que ni por asomo es lo mismo.
En efecto, muchas veces, permitir el acceso a los órganos predispuestos por el Estado para hacer valer derechos, hoy por hoy mayoritariamente, es invitar o abrir las puertas a la decepción, al fracaso, pues el sistema o mejor dicho el no sistema, jamás dará una respuesta definitiva al reclamo en el sentido que corresponda.
Acceso a justicia debe ser asegurar una respuesta oportuna, ajustada a derecho, asegurando suplir las desigualdades de modo tal que ciertas situaciones de preeminencias, de cualquier tipo, no influyan negativamente en el valor justicia.
Acceder a justicia está bueno, pero lo fundamental, reitero, es que ello no se transforme en el acceso a un sistema sino a un valor.