Está claro, clarísimo, que a quienes tienen “formateado" de un determinado modo "su cabeza", les cuesta, hasta casi el infinito, comprender las nuevas realidades, de eso no hay que tener duda alguna.
Cierto es, también, que esa dificultad sería mucho más fácil de superar o, como mínimo mitigar, si existiera verdadera voluntad y decisión de adentrarse en el estudio del tema.
Creo que eso pasa con el Sistema Acusatorio y con las problematicas de la violencia de género y de la niñez, entre otros.
En el Acusatorio cuesta imponer cuestiones elementales, tales como el modo de ejercer las funciones, las responsabilidades y atribuciones de cada uno, los requerimientos diferentes de quienes trabajan en una oficina comparados con los de calle, entre otras.
En violencia y niñez cuesta salir del discurso de ocasión, de la nota impactante, para conseguir instalar sistemas que funcionen las 24 horas del día y en todo el territorio provincial. Cuesta y mucho.
Las estructuras mentales se trasladan a las estructuras administrativas, se confunde lo esencial con lo ocasional, se pretende imponer verdades que solo existen en los discursos.
Alguna vez se entenderá que todas las estructuras judiciales se justifican en la finalidad de resolver conflictos y que por lo tanto jueces, fiscales y defensores constituyen el corazón del sistema y que todo lo otro es solo para apoyo. Fácil decirlo, difícil entenderlo para algunos.
(*) Fiscal General de la Corte de Justicia de San Juan
Fuente: Publicado en La Pericana, edición 240 del 27 de febrero de 2021