En el orden nacional, tanto desde los ámbitos académicos como desde la política o desde los medios de comunicación expresa o tácitamente, no solo se reconoce, sino que se reclama, desde hace ya larguísimo tiempo, la necesidad de reformular, “reformatear”, de base, la administración de la justicia.-
Esos reclamos se verifican con mayor rigor en la ciudadanía toda, siempre y cuando no se la mezcle con análisis políticos de ocasión.
Desgraciadamente, fruto de nuestra inmadurez institucional, el tema de la reforma judicial nacional estuvo, está y estará “empantanada”, pues lo que se proponga, desde cualquier sector, estará sospechado de motivaciones espurias o “poco santas”.
La justicia nacional, frente a las justicias provinciales y de la Ciudad Autónoma, tiene un atraso fenomenal, con sistemas perimidos, y, en el interior del país, con una absoluta carencia de recursos, solo superada por el esfuerzo personal de sus miembros.
La justicia nacional, la de allá, está sospechada, sea el gobierno que sea, de condicionarlos, de haberse convertido en un “jugador” político de tamaña envergadura.
Nadie seguramente puede negar la necesidad de “Reformar” la justicia nacional, de darle estructuras y sistemas diferentes.
Hoy por hoy, en verdad desde hace rato, se deviene en una misión imposible, pues es tanta la grieta que en la discusión hasta parece bueno lo horrible, todo está bajo sospecha, cada cual en su “quintita”. Realmente inviable.
(*) Fiscal General de la Corte de Justicia de San Juan
Fuente: Publicado en La Pericana, edición 241 del 6 de marzo de 2021