»» Advertirán que estoy escribiendo como quien va tomando conciencia que su tiempo, en la función, se va agotando; que está próximo el día en que no tenga , ya, nada que aportar, como diría el original "Loco Bielsa".
»» Eso pasará cuando no tenga ganas de estar en mi despacho a las 7 de la mañana, cuando no me interese involucrarme en los casos, cuando me moleste interactuar con mi gente, cuando deje de ver "gente" tras un legajo, cuando me convierta en "burgués egocéntrico", más preocupado porque me nombren que por el éxito "de mi gente".
»» Eso pasará cuando, como miembro del Tribunal Electoral, delegue todo y solo me dedique a firmar bajo pretexto de estar superado por el trabajo, cuando el día de los comicios me vaya a dormir antes de tener todas las urnas en custodia.
»» Eso pasará cuando, en clara declinación ética, quiera edificar mi reputación a costa del prestigio de los demás, cuando esa declinación ética me convierta en un obstáculo para producir cambios.
»» Eso pasará cuando me sienta cómodo siendo obsecuente o no tenga la dignidad para hacer respetar al Ministerio Público por sobre la miseria de los ignorantes.
»» Todavía no pasa, pero parece una ley natural que ocurra. Por ello es virtuoso rodearse de gente inteligente, en todos los ámbitos, para que no tengan temor de avisar que el tiempo, sin alargue, se ha cumplido.
»» Queda claro que no hay que llegar a los penales pues, en la temática, se pierde prestigio.
»» Un buen antídoto para permanecer activo es jamás perder el sentido de la realidad, preocuparse por saber qué piensan o sienten los demás, evitar ser "secuestrado" por adulones o "vivarachos" que nos hagan creer que todo lo que hacemos está bien.
»» Lo interesante es, que cuando se cumplan los tiempos, cada cual se sienta satisfecho al responderse la pregunta sobre si su presencia y función pudo cambiar la realidad, o si fue uno más sin características propias.
(*) Fiscal General de la Corte de Justicia de San Juan
Fuente: Publicado en La Pericana, edición 260 del 17 de julio de 2021