Hay un dato real: las encuestas son
cada día menos fiables.
Es muy complejo realizarlas y muchas veces, hay grandes
fallas entre los pronósticos y los resultados finales.
Pasa en San Juan, en el país y en el mundo. Es una
de las tantas cuestiones que se terminaron globalizando.
Hay un porcentaje alto de gente que no quiere
contestar, los más entusiastas son los que ya tienen definidos qué quieren –en
realidad la mayoría tiene en claro lo que no quiere- y se producen distorsiones
en los resultados que todavía no pueden ser solucionadas por los que se dedican
a medir el humor social.
Depende de los grupos en los que se mueve cada uno, es el diagnóstico que se
hace. Hay quienes están felices con la vuelta ciclística a San Juan. Les parece
un sueño ver en vivo y directo a los mejores ciclistas del mundo. Un lujo ver
ese pelotón en acción que nunca podría pagar un 99,9% de los sanjuaninos.
Además, hay una enorme economía que se genera a
raíz de la vuelta que beneficia a cientos de personas en las actividades más
disímiles.
Para otros, es un despropósito gastar dinero
público en un evento de estas características. Lo consideran un derroche.
Lo mismo pasa por la Fiesta Nacional del Sol. Miles están felices porque por
500 pesos podrán ver a los artistas del momento. Y al igual que la vuelta,
miles de personas trabajan de una u otra forma en la fiesta en lo que se conoce
como economía naranja. Para muchos otros –y esta semana se viralizaron copias de
decretos de contratación de los artistas- son montos muy grandes en épocas de
ajustes de cinturón.
A pocos meses de ir por primera vez a las urnas y
con una sociedad tan polarizada, cada tema divide a la sociedad. Esto produce
grandes debates en los que generan políticas públicas y en los que lideran la
oposición.
Por parte del Gobierno, tienen mucha más cautela a
la hora de encarar un proyecto. Saben que los humores sociales están muy
sensibles y no importa lo que se haga, habrá “aplaudidores” y “chifladores”.
Y por parte de la oposición, tienen la responsabilidad
de lograr un delicado equilibrio y tener una postura fuerte de diferencia, pero
sin crear un clima social difícil de manejar.
Por parte de la mayoría de la gente –principalmente cuando hay grupos en redes
sociales que son heterogéneos las discusiones no son de los temas de fondo.
Todo es blanco o negro, sin posibilidades de un
debate constructivo.
Por eso es imposible dar una respuesta única a lo
que quiere la gente.
Mucho menos en año de
elecciones.
Fuente: Publicado en La
Pericana edición 332 del 28 de enero de 2023