Argentina es un país complicado.
Con una gran grieta política, todos los días hay enfrentamientos entre diferentes sectores y esto hace que sea mucho más difícil enderezar un barco que desde hace años no tiene un rumbo definido, más allá de quien estuvo en el Gobierno.
El problema de la falta de representatividad, los
enfrentamientos y la lucha de los diferentes poderes no es exclusividad de
nuestro país.
El avance del Estado y principalmente el Ejecutivo
produce tensiones en todos lados.
Veamos lo que pasa en Israel, un país de primer mundo.
Benjamin Netanyahu es el dirigente más importante de Israel en las últimas dos
décadas. Catalogado como un duro de la política, por sexta vez ejerce el cargo
de Primer Ministro y en esta oportunidad, ha decidido enfrentarse con el Poder
Judicial de su país.
Tras tener que dejar el gobierno en 2021 por falta de
apoyo, quedó elegido como premier Yair Lapid del partido político Atid,
centrista y laicista.
Tras el fracaso de Lapid, regresó Netanyahu con una
coalición más fuerte y más conservadora; conformada por un partido religioso ultranacionalista
de línea dura dominado por colonos de Cisjordania, dos partidos ultra ortodoxos
y el Likud.
Un gran peso para Netanyahu son las denuncias que tiene
por corrupción.
Está acusado de cohecho, fraude y abuso de confianza en
tres casos, pero no se vería obligado a dimitir hasta que exista una condena firme.
Como es lógico, Netanyahu afirma ser víctima de una cacería
de brujas protagonizada por los jueces, periodistas y opositores y le echa la culpa
al sistema judicial.
Si se aprueba la reforma judicial, el gobierno le apuesta a otorgar más poder a
las decisiones del Congreso, compuesta por mayorías oficialistas,
en detrimento de la revisión judicial de la Corte
Suprema.
Pues si la reforma se aprueba, los legisladores podrían aprobar leyes que el tribunal supremo haya anulado, con una mayoría simple de 61 de los 120 votos del parlamento. Además, la propuesta pretende que los políticos tengan más influencia en la selección de los jueces del tribunal y que los ministros designen a sus propios asesores legales, en vez de acudir a profesionales independientes.
Mientras más avanza la propuesta en el Congreso, más
reclamos sociales hay. Las manifestaciones en Tel Aviv son multitudinarias y
las críticas al Primer Ministro se multiplican.
Uno de los temas claves, además de las denuncias por
corrupción del Primer Ministro, es la colonización de Cisjordania, territorio
que los palestinos reclaman como propio y donde viven 500 mil judíos. Los
fallos de la Corte Suprema prohíben los puestos de avanzada israelíes en la
Cisjordania ocupada pero el ejército aumentó los enfrentamientos con los palestinos
en los últimos meses. Si se aumenta la cantidad de colonos, que los aliados ultra
ortodoxos y ultranacionalistas de Netanyahu piden, aumentará la violencia en la
Zona.
Para los opositores, lo que está en juego es la democracia
en Israel. Si se impone el Primer Ministro, someterá a la Justicia y producirá
una escalada de enfrentamientos con los palestinos.
En un mundo globalizado, los líderes mundiales se parecen
mucho más de lo que uno cree…
Fuente: Publicado en La Pericana, edición 335 del 18 de febrero de 2023