Sin duda estos dos apellidos están ligados al desarrollo del sector
inmobiliario sanjuanino. La historia comenzó en los años 40 cuando Emilio
Ventura Donper comienza a trabajar “como una especie de pinche o secretario”
–según contó alguna vez- de Don Rogelio Pérez Olivera. Ventura tenía sólo 20
años pero un gran empuje y una acabada vocación por el trabajo. El 8 de marzo
de 1.946 la Corte de Justicia de la provincia habilitó a Ventura como
martillero público. Y en 1.948 ya la relación entre ambos martilleros cambió y
nació la empresa inmobiliaria. Llevaría el nombre de los dos socios y pronto
sería una de las más importantes del medio: Pérez Olivera -Ventura Donper. Una
inmobiliaria que marcaría rumbos en San Juan hasta 1.960 cuando los socios y
amigos deciden seguir cada uno sus rumbos por separado. En esta foto de 1959
aparece Don Rogelio (en primer plano de traje negro) y a su lado, de traje
gris, Don Emilio Ventura Donper
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de la Fundación Bataller
Fuente: Nuevo Mundo,
edición 653 del 21 de febrero de 2023