Hace unos días se publicó un informe
sobre el presupuesto de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires. Si se divide
las partidas de dinero que se destinan por la cantidad de diputados y
senadores, da un promedio de $450 millones por legislador, un 123% más que en
2022.
La Cámara de Diputados bonaerense cuenta con una
partida de casi $36.500 millones y 92 miembros. Al Senado, en tanto, se le asignaron
$25.652 millones, y 46 integrantes.
La Cámara de Diputados prevé una planta de 1510
empleados (50 más que el año pasado), mientras que el Senado prevé 1340
empleados, 40 más que en 2022.
El economista Santiago Bulat realizó un cuadro con los porcentajes de empresas
que hay en cada segmento según la cantidad de trabajadores que tienen. Si la
Legislatura de la Provincia de Buenos Aires fuese una empresa privada, serían parte
del 0,3% que tiene más de 50 trabajadores. Es más, en varias oportunidades se
reflejó la cantidad de asesores que tiene cada senador de la Nación. Y da un
promedio cercano a los 40. Si cada legislador fuese una empresa, tendrían más empleados
que el 95% de las empresas del país.
Es buen ejemplo el Poder Legislativo porque lo conforman todas las fuerzas
políticas con representación.
Y durante décadas, fueron dejando empleados en
planta permanente, sin distinguir ideologías ni banderías políticas.
No tener que dar explicaciones de lo que hacen es
la gran deuda de la política argentina. Sea del partido que fuese. Incumpliendo
con uno de los tres pilares básicos expresados en la Constitución Nacional y reflejado
en todas las cartas magnas provinciales, el de la República.
Precisamente la cosa pública, el manejo del Estado
y tener que dar explicaciones es un pilar básico de cualquier sistema
democrático.
Y no da explicaciones el poder político, pero también hay una especie de dejar hacer
por parte del ciudadano.
Una publicación como el gasto de la Legislatura bonaerense
puede ser noticia un par de días, para una pequeña parte de la población puede
incluso ser escandaloso, pero todo termina ahí.
La diferencia de visión del país que está produciéndose entre el sector privado
y gran parte del establishment –que incluye a los privados que dependen
totalmente del Estado y a los gremios- es una grieta mayor que la de la
ideología política.
Y es en ese caldo de cultivo que quiere pescar
Javier Milei con un discurso contra todo lo que tenga que ver con lo público.
El economista liberal propone la desaparición de parte del Estado, pero no
propone lo más sencillo para empezar, que exista un Estado que deba dar
explicaciones.
Fuente: Publicado en La Pericana, edición del 25 de febrero de 2023